06 marzo, 2013

Sofisticación y empleo


Apuesto por el equilibrio

Soy reacia a decir aquello de que “tiempo pasado fue mejor” o al menos no generalizando.

Soy de la opinión que si una cosa funciona para qué tocarlo, eso sí, y también creo que no todo lo anterior se deba desechar.

Apuesto por el equilibrio, es decir, aprovechar lo bueno de las cosas, sean anteriores o posteriores, sean pasado o futuro y por supuesto desechar lo negativo.

Por eso quiero hacer una pequeña reflexión sobre el empleo, ya que es un tema dramático actualmente, pues es el motor de la sociedad y ahora es un lujo, cosa que no debería ocurrir, porque de hecho es un derecho adquirido por las personas.


Antes:

En algunas ocasiones me lo han contado, en otras lo he visto con mis propios ojos.

Antes bastaba con querer trabajar, es más, se valoraba a la persona que decía “en lo que sea” como señal de adaptación y buena disposición.

Antes existía la figura del aprendiz y del maestro.

Antes se valoraba a la persona experimentada en cualquier disciplina.

Antes no se pasaban entrevistas con test psicotécnico, preguntas trampa, cualidades y defectos, logros y fracasos, etc…

Antes no se hablaba de perfiles, se hablaba de si alguien vale o no para trabajar.

Antes ibas a un bar y preguntabas - ¿necesita un camarero? Y el dueño te decía – No me hace falta, pero una manita no vendría mal, no ¿Cuándo quieres empezar?

Antes los sueldos eran más modestos, pero quien quería trabajar podía ir tirando con dignidad y desengañémonos… los sueldos siempre serán modestos y los precios siempre serán caros para los españolitos “de a pie”, entre los cuales me incluyo.

Ahora y de un tiempo a esta parte

Imagen de la obra El Método Grönholm

Ahora estar dispuesto a trabajar en lo que sea significa que no tienes claro tu objetivo, que tienes poca autoestima, que no lo tienes todo controlado, que no tienes seguridad…

Ahora ya tienes que ser experto en el puesto de trabajo solicitado aunque tengas 20 años y si tienes la experiencia con más de 45 años eres un viejo que no vale la pena contratar por si te cansas demasiado.

Ahora en ninguna empresa hay nadie dispuesto a enseñarte un oficio para trabajar en ella, incluso les molesta enseñarte los programas informáticos que utilizan. Debes venir con su uso ya incorporado.

Ahora tienes un perfil que se ajusta o no dependiendo de la mirada subjetiva del entrevistador, con métodos kafkianos, que si un día no estás muy entrenado, pierdes puntos como candidato o directamente eres descartado.

Ahora si entras en un bar a preguntar si necesitan a alguien te miran con cara de incredulidad.

Y yo me pregunto ¿Ha valido la pena toda esta sofisticación relacionada con el empleo?

Antes las empresas salían adelante y ahora a duras penas.

La reflexión da para mucho más, lo sé. Únicamente me gustaría que todos pensáramos ¿hacia donde va nuestra sociedad?

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